Si hay algo que uno aprende leyendo FUEGOS y Cuentos orientales es que Marguerite Yourcenar era una cuentista consumada. Sus cuentos, ya sean en prosa o prosa poética, son redondos y si bien pueden tener un final más o menos abierto, no tienen cabos sueltos ni dejan nada al azar. Al igual que con Fuegos, aunque los cuentos se leen rápido y fácil, porque fluyen de una manera muy bonita, no son la clase de narraciones que uno lea de un sentón. Marguerite es para disfrutarse lentamente, poco a poco, no para atragantarse y leerla de un jalón.
Nouvellles orientales | Marguerite Yourcenar | Francia | 1938 | 176 páginas
Si hay algo que uno aprende leyendo
Fuegos y
Cuentos orientales es que Marguerite Yourcenar era una cuentista consumada. Sus cuentos, ya sean en prosa o prosa poética, son redondos y si bien pueden tener un final más o menos abierto, no tienen cabos sueltos ni dejan nada al azar. Al igual que con
Fuegos, aunque los cuentos se leen rápido y fácil, porque fluyen de una manera muy bonita, no son la clase de narraciones que uno lea de un sentón. Marguerite es para disfrutarse lentamente, poco a poco, no para atragantarse y leerla de un jalón.