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Mi amiga historiadora del arte siempre dice ¡qué bien conocía Miguel Ángel el cuerpo de los hombres! Y tiene razón. Lo conocía tan bien que sus esculturas de mujeres parecen hombres dedicados al fisicoculturismo, pero con senos. A lo que ella dice, yo tengo un corolario: ¡y qué bien conocía Bernini el cuerpo de las mujeres!
Bernini es mi escultor favorito. Para mí, Bernini es el auténtico mago, el mayor alquimista de la historia. Puedo entender, aunque sea en términos muy básicos, todas las artes, pero la escultura está más allá de mí. No puedo comprender cómo es que de algo tan tosco como un bloque de mármol haya podido sacar esto. Va más allá de cualquier cosa que me pueda imaginar.
Roma está llena de Bernini: las fuentes, las iglesias, los museos, incluso el Vaticano.