viernes, 17 de mayo de 2019

Todos los caminos llevan a Roma (I)


A veces la vida es muy extraña y yo también tengo una suerte muy rara. Hace un tiempo me fui en una peregrinación por la ciencia, o sea me fui a hacer una estancia que implicó que viviera como nómada durante cuatro meses. La primera parada fue Roma y me costó mucho llegar. El viaje comenzó de la peor manera posible.

Salía de la ciudad un 31 de agosto y agosto en Chilangolandia solo quiere decir una cosa: lluvias. Ese día llovió tanto que el aeropuerto se inundó y cancelaron todos los vuelos, así que no salí sino hasta dos días después. Esto hizo que, lógicamente, perdiera la conexión y tuve que pasar una noche en Londres.

Mi espalda quedó destrozada, el jet lag siempre me ha hecho papilla y hace que mi estómago esté fatal, además de que soy medio claustrofóbica y después de pasar tanto tiempo en aviones, pues las cosas se ponen un poco tensas.

Así, después de toda una odisea que duró como tres días, por fin pude llegar a Roma.


Lo primero que recuerdo de Roma es azul. El cielo azul, los árboles en la avenida y al fondo, justo detrás del puente con las vías del tren, la cúpula de la Basílica de San Pedro.

Dioses, en verdad llegué destrozada.

No les voy a contar lo que hice en cuanto a ciencia, aunque me gustó mucho estar ahí. Muchísimo. Tal vez tenga que ver con que me daban café cada tres horas y el café en Italia es un asunto muy importante: se toma uno alrededor de las 10 de la mañana, otro después de la comida, como 12:30-1:00, y uno más en la tarde casi a las 4:00. Para una adicta al café como yo es maravilloso, además de que obviamente tomaba uno en el desayuno.


Oh, la comida. La comida es deliciosa. Comí tan bien. El queso es muy rico, el ricota es sensacional y el mozzarella de búfala es el queso más maravilloso y delicioso que existe. Tuve mucha suerte, mi host a veces me hacía de comer y cocinaba muy bien, una compañera del laboratorio también me alimentó y las mejores berenjenas que he comido. 

Odio la pizza, pero la pizza en Roma es distinta y ahí era bastante capaz de comerme una yo sola. El gelato es mi tipo de helado/nieve favorito, sólo por detrás de las nieves del Tepozteco y los cannolis y el tiramisú son riquísimos. El vino evidentemente también es super rico, la cerveza no tanto, pero la verdad, estando en Italia, ¿quién se va a poner a tomar cerveza si hay vino? La cerveza es para otros lugares.

Debido al lugar al que iba, el alojamiento más conveniente estaba cerca del Vaticano, así que siempre, al salir de mi casa y al regresar a ella, veía la cúpula al fondo y esa es la primera imagen que viene a mí cuando pienso en Roma.


Roma es la ciudad que nunca soñé. Nunca imaginé ir a ella, nunca deseé conocerla particularmente, y ahora no me puedo imaginar sin amarla. Roma es mi ciudad favorita fuera de México, la quiero casi tanto como quiero a Chilangolandia que para mí siempre será la mejor de todas, no importa lo imperfecta que sea.

Pero Roma... Roma es hermosa. Lo primero que pensé cuando, después de un par de días, finalmente fui al centro, fue que es grande. Roma es una ciudad construida por gigantes y hace que te sientas minúscula. También es una ciudad llena de caminos, creo que al igual que la Ciudad de México, no te basta una vida para conocerla, es eterna.

Es el lugar más impresionante construido por la humanidad en el que yo haya estado. Y aunque la amé y disfruté cada minuto en ella, también es el lugar en el que pasé los peores días que he tenido.

Mucho sucedió en Roma, redescubrí aspectos de mí misma que había olvidado y creo que Roma ha sido de lo que más me ha cambiado. Yo nunca hubiera elegido Roma, pero hay lugares que son inevitables y parece que te eligen a ti.




2 comentarios

  1. Tengo muchas ganas de conocer Roma. Nunca fue una ciudad que yo dijera "ah, quiero ir ahí", porque no la tenía en mi lista de prioridades, pero de un tiempo para acá, es una de las ciudades que más he querido visitar. Como a ti, hay lugares a los que he terminado yendo porque así se dio la oportunidad y ahora son lugares a los que quiero regresar, porque no es suficiente el tiempo ahí. Y eso que yo no he pasado más de dos semanas en ellos. Qué bonito post <3

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Todo mundo debería conocer Roma. No hay otra ciudad tan bella como Roma, no se pueden comparar a ella. Y es más barata que París y Londres.

      Roma es amor.

      Borrar

¿Qué opinas?

© Bitácora de la viajera que espera
Maira Gall