domingo, 24 de marzo de 2019

¿Se pueden separar artistas y obras?


¿Qué tan independiente es la obra de les artista? Es una pregunta que ha estado presente desde hace mucho y que movimientos como #MeToo ponen sobre la mesa.

Por mucho que queramos, las creaciones no son independientes de sus creadores y absolutamente todo está influenciado por la sociedad y, en particular, por la gente involucrada. Y no, no importa de qué hablemos, sea arte o ciencia.

Las obras dependen del contexto en el que fueron concebidas y para comprenderlas es necesario tener en cuenta los factores que rodearon su creación, es decir, hay que considerar la época en la que fueron hechas, el país, la cultura y, por supuesto, la vida de quienes las crearon.



Yo llevo años preguntándome hasta qué punto puedo separar a les artistas de sus obras. La primera vez que pensé en ello fue cuando las acusaciones de Dylan Farrow sobre los abusos de Woody Allen volvieron a discutirse en la prensa, fue por ahí de la época de Blue Jasmine. Woody Allen había sido hasta entonces uno de mis directores favoritos y mis amigos y yo íbamos religiosamente a ver cada una de las películas que estrenaba.

Como sana hija del patriarcado, comencé cuestionando la validez de estas acusaciones y fue un proceso muy largo:
  • ¿Por qué justo ahora, por qué después de todos estos años lo acusan de algo?, ¿están seguros de que en verdad pasó?
  • Para mí es inocente hasta probar lo contrario, ¿cómo alguien que admiro tanto, que es capaz de realizar las grandes películas que a mí me gustan, podría ser capaz de algo así?
  • Incluso aunque sea cierto, que no estoy diciendo que lo sea, ¿a mí qué me incumbe?
  • Yo puedo seguir disfrutando de sus películas, ¿por qué habría de privarme de su arte si es algo que disfruto tanto?, ¿por qué castigarme a mí misma si fue él quien hizo algo malo?
  • Su arte debe de ser independiente de su vida privada, sus películas me gustan y no quiero dejar de verlas.
  • ¿Por qué tuve que enterarme de esto? Preferiría seguir en la ignorancia, que Dylan nunca hubiese hablado y que yo pudiera ver las películas sin sobreanalizarlas ni tener como ruido de fondo que quien las dirigió es un abusador.

Creo que todo se puede reducir a algo más bien egoísta, que es el disfrutar de algo sin tener que estar pensando en sus implicaciones morales. Sin tener que estar considerando cuánto dinero y éxito le estás dando a alguien que ha cometido abusos y que ha arruinado la vida de otras personas.

En el fondo, la mayoría queremos ser los personajes buenos, o cuando menos tener la razón, sin dejar de consumir lo que nos gusta, y sabemos que para serlo no deberíamos estar apoyando el trabajo de gente que ha abusado, violado o violentado a alguien más. Es por ello que cuando les creadores que nos gustan son acusades de algo, nuestra primera reacción es defenderles. La verdad es que no estamos defendiendo a esa persona, nos estamos defendiendo a nosotres y a nuestro criterio, porque ¿cómo voy a disfrutar de las creaciones de esos monstruos? ¿No me convierte eso a mí en un monstruo?


Si elegimos consumir y apoyar el trabajo de alguien que ha cometido algún crimen, lo que en realidad estamos haciendo es enviar un mensaje implícito de que lo que están haciendo está bien. Que no importa qué tanto daño le han hecho a otras personas. Podemos excusarnos con que el arte es más importante que les artistas y sus abusos, pero así es como terminamos con gente como Trump y Bolsonaro como presidentes.

Otra cuestión es hasta qué punto se pueden ignorar o perdonar abusos o deslices. Nadie es perfecto y hay ocasiones en las que, por ejemplo, a alguien se le puede salir un comentario racista sin ser consciente de ello, ¿debo ponerlo al mismo nivel que a los abusadores? ¿En dónde marco la línea entre lo que tolero y entre lo que provoca que deje de apoyar a alguien? Esto es decisión de cada quién y en parte también tiene que ver con idealizar a las personas, algo que no debemos hacer pero que a veces es inevitable.

Después de todos estos años, he dejado de ver películas de Woody Allen. Me incomoda verlas y no puedo dejar de pensar en lo que le hizo a Dylan y que sus películas reflejan la visión que tiene sobre las mujeres, una visión que me parece insoportablemente machista. He llegado a la conclusión de que no quiero darle mi dinero, y más importante aun, mi tiempo.

Pienso que no me estoy perdiendo de oh, todas sus maravillosas historias y todas las novedades que introdujo al cine con películas como Annie Hall; creo que hay más historias, más personas que han hecho cosas tan importantes como él, él no es el único y tampoco es indispensable. Pienso que en un mundo con más de 7000 millones de habitantes y con tantos años de historia y creaciones, hay alguien más que me va a dar historias para disfrutar y que no haya abusado de su hija adoptiva.


Lo que me ha ayudado a decidir qué hacer con las creaciones de gente problemática es pensar si su consumo los está beneficiando de algún modo y si puedo disfrutar de esas creaciones aun sabiendo quién las hizo. Por ejemplo:
  • Caravaggio es uno de mis pintores favoritos, sé que cuando menos fue un asesino y no descarto que haya violado a alguien, pero amo sus pinturas con locura y no voy a dejar de verlas. Pero Caravaggio lleva siglos muerto y el que yo consuma su arte no le va a traer ningún beneficio. Y en verdad disfruto de sus creaciones y estoy dispuesta a darle mi tiempo.
  • Hitchcock abusó de Tippi Hedren, la actriz protagonista de Birds y Marnie. Aunque él lleva años muerto, cada que oigo su nombre lo primero que pienso es que era un abusador muy creepy y que hizo que la vida de Tippi fuera un infierno durante varios años. Así que me niego a ver sus películas.
  • A Stan Lee lo he tratado de ignorar durante varios meses, porque soy muy fan de sus cameos y de algunos de sus personajes, pero ahora que murió volví a pensar en las acusaciones que varias enfermeras hicieron y aún no sé cómo sentirme sobre él.

Aunque en los últimos años les artistas que me gustan son personas de las que me pueda sentir orgullosa de decir "soy su fan" (como Harry Styles), sigo sin tener respuestas concretas a qué hacer con obras y autores. Y no creo que nadie las tenga.

2 comentarios

  1. Este es un tema que también me causa conflicto, porque me pasa como a ti, que a veces es casi inevitable cuestionarse por qué tendríamos que privarnos de algo que nos gustó porque su creador es un asco de persona. Pero también es cierto que, al final, es dejar un mensaje implícito de que lo apoyas, y apoyas su obra, y aunque poco, contribuyes a que siga creando y siga existiendo como artista (en el caso de artistas).

    En algunos casos hago lo que tú: pienso si consumir su trabajo le aporta algo económicamente hablando y si es así, no lo consumo. O, incluso, si son libros, los leo pero no los reseño o así. Ah, esto es bien complicado.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo más bien ya pienso, más que el aspecto económico, si quiero darle mi tiempo y un público, que creo es más importante. Pero sí, complicado.

      Borrar

¿Qué opinas?

© Bitácora de la viajera que espera
Maira Gall