martes, 6 de mayo de 2014

Libro ~ El Llano en llamas





El Llano en llamas
Juan Rulfo
México, 1953
Realismo mágico
191 páginas

Juan Rulfo en El Llano en llamas emprende la crónica de un país -el sur de Jalisco, su tierra nativa- al que ve en proceso de una larga agonía, matizada de vigor subsistente de sus antiguos pobladores, los muertos que siguen pesando sobre los vivos dentro de la comarca polvorienta y melancólica, a cuyo atrofiado crecimiento contribuyeron aquellos mismos en definitiva. Esta región mexicana, de límites vagos e imprecisos y de una geografía tan obsesiva que adquiere rasgos de pesadilla, nutre habitantes huraños y lacónicos que se expresan en un lenguaje que, paradójicamente, tiende más bien al silencio que a la palabra: "la gente allí no habla de nada" dice Rulfo; pero el autor ha decantado en esta aparentemente primitiva o casi nula forma de expresión popular un eficaz idioma literario en el cual se relatan historias vivas, más allá de los monólogos descarnados de quien no espera ser escuchado, o del que sabe de antemano que está condenado a repetir -como una suerte de maldición- siempre los mismos hechos ante la misma indiferencia.

Este libro, al igual que El árbol de las brujas, fue mi libro de metro. La razón fue muy simple: era delgado. Éste no lo tomé tan al azar como El árbol..., últimamente me dan muchas ganas de leer cuentos y siempre he tenido ganas de leer a Rulfo así que fue la opción perfecta.

Son diecisiete cuentos y aunque todos se desarrollan en Jalisco, no todos corresponden a la misma época. Hay algunos que se ubican en algún momento de la Revolución mexicana (1910-1920 aprox.), otros en la Guerra de los Cristeros (1926-1929) y algunos otros en algún punto de 1930-1950. Lo maravilloso de estos cuentos es que se sienten atemporales, se siente que incluso pudieron haber pasado ayer, a veces solo hay que cambiar las carabinas por cuernos de chivo y ya, es exactamente lo mismo.

Todos los cuentos me gustaron y en cada uno la narración es sorprendente. En general, son personajes contando sus propias historias y a veces puedes sentir como si estuvieras tomando una cerveza con ellos mientras te cuentan que por allá de hará veinte años, en algún lugar de Comala... Esto hace que el lenguaje que maneja Rulfo sea uno muy coloquial, hay muchas contracciones de palabras y cosas por el estilo, y yo me imagino que para traducirlo debe de ser una auténtica pesadilla.

Otra cosa importante es que los cuentos son redondos y que acabas uno y te sientes satisfecho con él, aunque el final sea abierto. Los finales son muy buenos, unos sorprenden, otros hacen reír porque son muy irónicos y otros hacen que los personajes te den lástima. En general, no hay que esperar finales felices, porque aquí no se trata de eso.

En resumen, estos cuentos son maravillosos y muestran porqué Rulfo es uno de los grandes del Boom Latinoamericano, aun cuando escribió muy poco en comparación con los demás.

Recomendado para...

Especialmente, para cualquier mexicano, me parece que es un libro imprescindible y que todos deberíamos de leerlo alguna vez. Sin embargo, y a pesar del lenguaje tan local que usa (o tal vez justo por él), cualquier persona de habla española, creo que hay muchas situaciones comunes y que basta solo cambiar el nombre de los lugares o de algunas cosas para identificarse.

Si les gustan los cuentos o los escritores del Boom, también deben de leer este libro.

Lo mejor: La forma de narrar de Rulfo y los finales de los cuentos.
Lo peor: Que Rulfo no hizo más cuentos.
El cuento: El que más me impresionó fue El hombre, tanto por la narración como por la historia. Anacleto Morones también merece una mención, porque justo al terminarlo solté una gran carcajada.

“No debí matarlos a todos —iba pensando el hombre—. No valía la pena echarme ese tercio tan pesado en mi espalda. Los muertos pesan más que los vivos; lo aplastan a uno. Debía de haberlos tentaleado de uno por uno hasta dar con él; lo hubiera conocido por el bigote; aunque estaba oscuro hubiera sabido dónde pegarle antes que se levantara... Después de todo, así estuvo mejor. Nadie los llorará y yo viviré en paz. La cosa es encontrar el paso para irme de aquí antes que me agarre la noche.”





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